Behar- Bejukotai 5783

Tora: Vaikra, levítico, 25:1-26:2, 26:3-27:34
Haftara: Irmiahu 32:6-27
Masei Shelajim, Lucas 4:16-21

Terminando el libro de Vaikra, Levítico, HaShem anuncia mandamientos que se relacionan con la producción de la tierra: seis años se trabaja y el séptimo se la deja descansar, de ella comerán las familias del campo, los pobres, los extranjeros, las viudas y los animales. HaShem promete las lluvias necesarias para el sustento y el alimento no faltará. En caso de obviar el descanso de shemita, siete años, HaShem enviará problemas muy difíciles de soportar.

La promesa Divina implica que toda alma no debe copiar la adoración  fuentes de conocimiento ajenos al Cread r, y en caso de que lo haya , el castigo será muy grande… pero si Israel vuelve al camino de la Tora será perdonado.

Los tiempos de la humanidad han cambiado, ya no solo se depende de la producción agrícola ganadera, pero los conceptos son eternos: alejarse o acercarse a la Fuente de Vida, HaShem, es el sendero que toda alma debe caminar… y para ello HaShem nos va corrigiendo en la senda. Yeshua HaMashiaj les anunció a sus talmidim, discípulos, que lo que veían de Ierushalaim eran edificios que serían destruidos por fuerzas ajenas a Israel y que vendría un tiempo de caminos difíciles… hasta que el tiempo de los gentiles en Ierushalaim llegue a su fin ( Lucas 21:24)…y entonces de verá al Hijo del Hombre arribando en la nubes y dominando las conciencias de los hombres (Daniel 7: 13).

Vivimos ese tiempo, Israel habita la Tierra Prometida, y poco a poco Yeshua esta ocupando el lugar que corresponde: es el Mesías y la guía para vivir la Tora. Las naciones están conociendo el origen y significado de las enseñanzas de Yeshua en su real idioma y contexto, y el giro de la humanidad esta muy pronto. El corazón es el centro de la vida interior, donde el alma encuentra su hábitat, caminemos en el trabajo de vivir la voluntad Divina que es la Tora, y descansemos en la confianza de que HaShem es el dador de todo, y te sentirás lo que eres, un hijo de Di s bendito.

Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino