TERUMA – תרומה

Shemot: 25:1-27:19
Haftará: 1 Reyes 5:26-6:13
Brit Jadasha: Mateo 5:33-37
Israel ha recibido Aseret Hadibrot (los Diez mandamientos), luego una serie de leyes de índole social, y ahora el pedido de Adonai de erigir un Mishcan (tabernáculo).
Mientras que los relatos anteriores están llenos de mandamientos precisos, en la forma literaria más directa posible en esta parashat sucede un cambio. Todo aquel que sienta en su corazón separar una ofrenda de los materiales necesarios para la construcción del Mishcan, que lo traiga a Moshe.
Si a grandes rasgos definimos el Mishcan como el lugar donde las ofrendas iban a ser traídas (y recordamos que las ofrendas expiaban errores cometidos tanto en acción como en pensamiento), entonces no sólo se produce una primera cristalización del servicio a Adonai, sino una nueva manifestación de la revelación divina.
La aproximación al Creador es el producto de un corazón que lo anhele con todos sus sentimientos, puesto que quien no tiene interés en ello, no estaba obligado a traer alimentos para la construcción.
En ello vemos la simiente directa de la Teshuva, volver a Adonai, volver a sus sendas.
El Mishcan constaba de varios elementos cada uno de los cuales es una vívida señal de la relación Creador-criatura.  El Aron (arca) donde se ubicaban las tablas de la ley, la menorá (candelabro), el shuljan (la mesa) donde residían Lejem Hapanim (los panes de la preposición) y otros elementos construidos en parashot siguientes.
A través de la disposición de estos elementos de sus formas, de sus componentes, se hace vívida la imagen de nuestro Mashiaj.  “La enseñanza perfecta, que nos ilumina y nos da vida y bendiciones”.
Para ello, cada vez que nos acercamos a Adonai, recordemos que los sacrificios que se realizaban en el Mishcan purificaban a Bnei Israel (los hijos de Israel).Sin kapará (expiación) no hay Kedusha (santidad).  Así Yeshua Meshijeinu te dice “si tu corazón lo siente, trae tu ofrenda.. y mi sacrificio te justificará ante Adonai”.  Eleva tu corazón, anda por sus caminos, y las puertas del Maljut HaShamaim (Reino de los Cielos) se abrirán para ti.Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino Mesiánico

Teruma (2)

Antes de que la Tora relate el suceso del becerro de oro, y después de haber recibido Bnei Israel una serie de leyes y decretos para aplicar en sus vidas cotidianas, Adonai revela el pedido de la construcción del Mishkan (Tabernáculo).
Di-s, creador del cielo y de la tierra, podía materializar el lugar de adoración, sin embargo el mensaje que da Moshe para el pueblo es que participen con una ofrenda de los materiales que se necesitarán, solo aquellos que lo sientan en su corazón.
Habría personas que luego de tantos milagros y hechos sobresalientes no hubieren querido participar con algún tipo de ofrenda?
Los hombres tenemos la costumbre de sumarnos al grupo, lo que el grupo hace muchas veces se convierte en ley, ya que si todos lo hacen o lo piensan debe de ser así, y para justificar decimos que son nuevos tiempos y esto es lo nuevo.
Adonai abrió la posibilidad a una realidad diferente al no ordenar la dádiva de materiales necesarios para construir el Mishkan, sino que primero el hombre sienta la necesidad de ser parte de la Aboda (trabajo servicial en este caso) y luego si, que alcance lo que se necesita.
Además, son puestos en un mismo plano el que puede ofrecer oro, plata o cobre, o el que puede ofrecer una piel de un animal, maderas o más tarde su trabajo, ya que no es el bien monetario lo que enaltece la acción sino el sentimiento de amor que la acompaña o no la acompaña.
Como vemos, han pasado los siglos y los siglos, pero dos cosas quedan inamovibles: una la torpeza del hombre que valora la materia por sobre la intención, la otra es que solo por amor y justicia es que servimos realmente a Di-s.
Ahora bien, toda obra necesita un modelo o un plano, y esto si fue proporcionado por Adonai al decirle a Moshe que copie lo que El le hace ver.
El Di-s de los Cielos solo habrá de residir BETOJAM (en ellos) cuando Israel sea fiel en el cumplimiento de las Mitzvot (mandamientos divinos).
Así, cundo nuestro corazón se ha acercado a Di-s, vivimos los mandamientos que El ordenó, entonces nos volvemos como un Mishkan y Adonai reside en nosotros.
El fin de esta residencia es cumplir con la  Aboda ( trabajo servicial) para el cual hemos sido  hecho parte de Israel ( ya sea por nacimiento o por amor a la raíz del Olivo Natural), sabiendo que la sangre del Sacrificio Perfecto, Yeshua HaMashiaj, nos hace ingresar al Kodesh HaKodashim, Lugar Santísimo, donde reside Adonai.
Baruj Hu Leolam Vaed, Bendito sea El por la eternidad.

Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino Mesiánico