SHELAJ – שלח

Bamidbar: 13:1-15:41
Haftará: Josué 2:1-24
Brit Jadasha: Hebreos 3:7-19
Dejando Har Sinai (el monte de Sinaí), Israel esta a punto de ingresar en la Tierra Prometida, previamente Adonai comisiona a Moshe para que envíe a doce emisarios a fin de que reconozcan la Tierra.
Ellos deberían observar, solamente observar, como era la tierra, y como el o los pueblos que la habitaban.  Debían observar y traer de vuelta consigo frutos para constatar si era realmente fértil.
Esto fue pedido por Adonai a fin de que los mismos Bnei Israel (hijos de Israel) comprueben lo bueno y dulce que les esperaba, puesto que ellos deberían tomar posesión del país, que lo hicieran con la firmeza de la bonanza de esa comarca.
Sin embargo, excepto Yehoshua y Caleb, el informe de los otros diez espías fue negativo. La tierra es buena y fértil pero su pueblo es fiero, fuerte y enorme en poder físico. ¿Cómo es que Yehoshua y Caleb habiendo transitado por los mismos valles y montañas, habiendo permanecido en las mismas ciudades y habiendo contemplado los mismos productos de las cosechas, dan un informe opuesto al de sus compañeros? Para ellos conquistar el país era cuestión de Adonai y no de los hombres puesto que Caleb asegura que D-os no protegerá a otro que no sea Israel.
La diferencia esta en lo que agregamos a lo que vemos, el juicio individual propio que tiñe las cosas con el color que nuestro ego les da, y eso no es siempre la verdad tal cual es la verdad, sino la que nosotros creamos.
Caleb y Yehoshua solo contaron la realidad sin agregados, los otros enviados agregaron a la realidad su propia escala de valores.  Los dos primeros estaban llenos de la fe simple y verdadera, los segundos mostraban que su corazón aun necesitaba ser limpiado antes de ingresar a Eretz Israel.
El pueblo cuando escuchó a los diez emisarios que negaban la posibilidad de éxito, decidió volver a Egipto, volver al pasado, lo cual fue suficiente para que Adonai no permitiera que esa generación ingresara a la Tierra Prometida.
En nuestras vidas personales cuantas veces queremos que las cosas sean como las queremos ver, e imponemos nuestro deseo sobre lo que vemos esperando que después sea como nosotros queremos que sea, de esta manera anulamos lo que Adonai espera de nosotros.
Moshe oró por el pueblo y D-os escuchó su oración.  Pidamos a Adonai cada uno de nosotros por la conquista de nuestra parte en la Tierra Prometida, a fin de que cada senda sea dirigida hacia la meta correcta.

Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino Mesiánico

Shelaj Leja

A punto de ingresar en Eretz Israel, Adonai pide a Moshe que se envíen exploradores a la tierra que se les había prometido.
Di-s en su interjuego con el Pueblo de Israel les estaba dando la oportunidad de alentarse los unos a los otros con las buenas noticias que llegarían: la tierra produce excelentes frutos, es basta para albergarlos a todos, y seguramente podrían desplazar a sus habitantes (que habían colmado el vaso de la ira divina con sus formas de vida).
Sin embargo, los hechos resultaron distintos, y el 9 de Av., día del informe de los exploradores, paso a ser un día de tristeza y pesar para Israel.
De los doce exploradores, Ieshoshua y Caleb fueron los que tuvieron ruja ajeret, un espíritu distinto al resto, es decir, viendo los mismos hechos y objetos, relataron la situación como positiva, ya que confiaban en las palabras de Di-s, los otros diez exploradores, por el contrario, solo vieron el mal en el futuro, para ellos Israel sería destruido.
Las consecuencias de dudar cuando el momento de comenzar una tarea esta cercana, trae como final el desastre.
La conquista de nuestro ietzar hara, impulso del mal, se ha de hacer partiendo desde la convicción de que con la ayuda divina se logra vencer cualquier obstáculo, sino para que Di-s libro a Israel de la esclavitud, de la misma manera, para que Di-s te hace ser conciente de tus propios obstáculos, sino es para vencerlos?
Cuando realizamos teshuva, volver a Sus caminos, estamos acongojados por el dolor de reconocer un mal, pero a su vez fluye desde la misma desazón y vacío, la fuerza para intentar algo mejor en nuestro camino.
Yeshua HaMahiaj prometió acompañarnos y ayudarnos en la batalla, El, como el Ungido del Di-s de Israel, colma nuestro espíritu con su presencia, así que mantengámonos firmes en todo instante para ingresar en el descanso del alma: el Mashiaj vivo en nosotros.
Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino Mesiánico