SHOFTIM – שופטים

Tora: Devarím ( deuteronomio) 16:18-21:9
Haftara: Ieshaiahu 51:12 – 52:12
Meshijei Ketuvim: (Escritos Mesiánicos) 3:22-23

El sentido de la vida del hombre en sociedad es  la convivencia sana y justa. Para ello es primordial organizar una comunidad con los elementos jurídicos que nos muestren continuamente nuestros derechos y obligaciones.

Por eso Moshe en esta parasha nos dirá nos dirá: Tzedek, tzedek, tirdof ( justicia, justicia perseguirás). Nos dirá la  necesidad de tener siempre en cuenta la presencia de testigos que puedan aseverar lo ocurrido, y establece que el castigo para los testigos falsos es el mismo que le debería ocurrir al acusado.
Cita Moshe la construcción de la ir miklat, ciudad de refugio, para que el que derrame sangre inocente no sea castigado por el redentor del asesinado si es que no hubo alevosía.
Ahora bien, toda sociedad, aun la bíblica, la que intenta formar Adonai, necesita de la guía del mismo D-os, por eso en esta parasha, Moshe, profeta por excelencia, anuncia que Adonai enviará profeta como él. Nuestros sabios plantean dos opciones, una que este será Ioshua, Josué, que conducirá a Israel a conquistar la tierra, y otros que habla del Mesías que traerá las aclaraciones de la Tora y el reino de paz universal.

Un profeta como Moshé, tiene que tener la intimidad con Adonai que tuvo Moshe, y ser capaz de llevar al pueblo por el camino de la vida interior. Cuando los profetas mas tarde nos hablan de los tiempos mesiánicos o de redención, lo hacen en función de los dictámenes de la Tora que serán comunes a toda la humanidad, pues de Tzion saldrá la Tora.

Mientras el hombre no alcance la integridad con Adonai, ninguna sociedad se tornará justa. Y la justicia que persigue será la injusticia que esa sociedad viva y que le parecerá correcta.  Seguiremos los hombres causándonos sufrimiento unos a otros por lo que consideramos justo a nuestros ojos.  El profeta como Moshe, traerá paz a nuestros corazones y justicia a nuestros ojos, este será luz de las naciones, y luego sendero de Israel.

Yeshua HaMashiaj eleva estas palabras a la vivencia de todos nosotros, y en él descansa nuestra justicia y esperanza, para Israel y para las naciones.

Con inmenso amor,
Iosef Shemi
Rabino Mesiánico

 Shoftim  (2)

El gobierno que Di-s esperaba para Israel era uno teocrático, es decir, habría un rey que seria elegido por el mismo Di-s.
Este principio parece alejado de la realidad social, política y cultural de nuestros días, donde la democracia, gobierno del pueblo, es el sistema casi de mayor preponderancia y la realeza ha quedado como un hito social de la historia.
Sin embargo, mitzva hase, mandamiento para hacer, aclara que el rey seria nombrado cuando el pueblo quiera tener uno como todas las naciones en derredor, por lo tanto, es posible inferir hoy día que aun en la democracia , debería gobernar aquel que Adonai elija y nombre a través de su Sacerdocio, o en todo caso, avalado por el Sacerdocio.
El desafío es que el poder de los sacerdotes y el poder publico no se mezclen, algo que la historia de la humanidad lo muestra constantemente. Y como se podría lograr esto?
Si el sacerdote o los servidores públicos de Di-s se ocupan de su área, y el gobernador de la suya, entonces no hay espacio para la falta de límites.
Además la Tora da una sentencia muy clara sobre el poder político: el rey no debe enrequicerse y sobre todo debe tener siempre presente la Tora.
Justamente allí es en donde el sacerdocio debe ser el apoyo del gobierno, indicando para cada caso que sea consultado su opinión, y enriqueciendo al poder publico desde la espiritualidad.
Es muy sencillo equivocarse cuando el poder esta en las manos de una persona, ya sea sacerdote, rey o cualquier categoría de líder, solo el espejo de la humildad y del servicio desinteresado es lo que hace que se deje de lado el poder y se pregunte la persona: ¿Estoy cumpliendo con Ratzon Adonai (la Voluntad de Di-s)?
Yeshua HaMashiaj es un gran ejemplo en esta área para todos los hombres, ya que siendo el Mesìas, el Ungido, en todo momento fue siervo de Di-s, cumpliendo su misión y acatando la Voluntad Divina.
Así que no importa en que ámbito de la sociedad se despliegue, que responsabilidades tiene, lo importante es mirarse al espejo de la Escritura y vivirla, ya que esta es nuestra responsabilidad.
Con inmenso amor,
Iosef Shemi
Rabino Mesiánico

Shoftim (3)

La forma de gobierno de la que habla Di-s en la Tora es la de un rey, cuando este haya sido designado por el mismo Di-s. Este rey no debería ser extranjero, sino de padre y madre judíos, no deberá incrementar riquezas ni dedicarse a casarse con muchas mujeres.
Además, tiene como obligación escribir una Tora, leerla todos los días, la designación del rey había de ser decretada por los Profetas, ya que estos transmitían la voluntad de Di-s.
Todo rey posee tanta autoridad sobre los suyos, que esta podía corromperlo, ya que es muy pequeño el límite entre el poder, el abuso, la avaricia y el descontrol de los recursos a favor de unos pocos y en desmedro de muchos, por ello es que se le pedía explícitamente que se dedique a conocer a Di-s por sobre todas las cosas.
Esto implica que la tarea de ser rey, no es presentada como el privilegio de uno sobre otros, sino como el servicio de un hombre elegido y designado a favor de su sociedad, sabiendo que los ojos de Adonai estarían sobre él.
En la medida que los sacerdotes y profetas fueron hombres humildes, sabios y temerosos de Di-s, supieron escuchar las palabras divinas, y supieron designar según lo establecido por El Cielo.
En la historia de Israel, el Rey David se convertirá en la imagen del reinado del Mesías, y esplendor del rey Shlomo, en el ocaso de la sabiduría quebrada por la idolatría, con la consecuencia de la división del reino.
El Rey ha de obedecer la Tora, tal como el Mesías ha venido a darnos el sentido exacto, la intención correcta para vivenciar los mandamientos. Por ello, nosotros sus hijos debemos instruirnos en los mismos requerimientos que el rey, para no alejarnos de los propósitos divinos.
El Rey David, a través de sus salmos y vida, nos ha legado el valor de meditar en su Tora de día y de noche, y Yeshua HaMashiaj, claramente nos conduce a Maljut HaShamaim, El Reino de Di-s, así que podremos en ellos proclamar que Di-s Reina en nuestros corazones.
Con inmenso amor,
Iosef Shemi
Rabino Mesiánico

Shoftim (4)

Cuando Israel estuviere en la tierra prometida, Adonai da la mitzva de que sea nombrado un rey, pero también establece ciertos límites al mismo: no poseer caballos innecesarios, no casarse con mas mujeres que las prescriptas (18 en total), no poseer mas riqueza que la necesaria para administrar su reino y su ejército. A su vez el rey debía escribir y leer un rollo de la Tora. Las tres prohibiciones podríamos englobarlas en el principio de no dejarse envanecer por el alcance y uso de los bienes y placeres de este mundo, y las obligaciones las englobamos en el principio de servir a su pueblo como el rey sirve a HaShem.
Ahora bien, no poseer demasiadas riquezas ni ostentarlas no significa no tener lo necesario para su gobierno y para sus dirigidos, de lo que deducimos claramente que la riqueza es una braja y no un problema. Si nuestra kavaná, intención, se
encuentra dirigida a servir a HaShem , entonces lo haremos también con los bienes que El nos dio y su Nombre será Glorificado por actos de tzedaka que podremos hacer.
Di-s hizo de los tres padres hombres sin necesidades económicas, y ninguno de ellos se vanaglorió por ello, sino que fueron sus servidores.
De a misma manera, Yeshua HaMashiaj nos refuerza que recibiremos lo necesario para el camino, siempre que nuestra intención sea servir a Di s y no acumular egoístamente riquezas, haciendo que la neshama ( uno de las almas divinas del hombre) quede presa en el mundo material.
Con inmenso amor,
El Rabino Iosef Shemi