Shemini 5781

Tora: Vaikra (levítico) 9:1-11:47
Haftara: Shmuel bet (IISamuel) 6:1-7:17
Meshijei ketuvim (Escritos mesiánicos): Heb 8:1-6

Con la inauguración del Mishcan, el tabernáculo, el sacerdocio quedaba apto para el servicio, tanto el Cohen Gadol, Sumo Sacerdote, como los demás cohanim, sacerdotes ya se ocuparían de su tarea: ofrecer los kor banot por ellos, por los líderes y por el pueblo. Inmediatamente después se narran los jukim, leyes sin explicación mencionada, relacionadas con la alimentación y los cuidados de los elementos para cocinar o beber.

El estado de Tahor , pureza, entonces reúne a varios motivos, desde la participación en el acercamiento a Bore Olam, como en el cuidado del cuerpo, uniendo las dos fuerzas antagónicas, cuerpo y neshama, en un solo ser: el hombre. Cuáles son las especias aptas para la alimentación, y su detalle referido al reino animal, son claros, y han dado a diversas interpretaciones del por qué de éstas, tomemos  la racional ( leyes por la salud del cuerpo) o la mistica ( la no adherencia a las conductas de esos animales), la conclusión es misma, el cuerpo es vestido de determinada manera ( con prendas con tzitzit, flecos), alimentado con cuidado, sumergido en agua cuando la situación lo requiere. El cuerpo no es enemigo de la neshama, alma espiritual, sino un medio que permite la existencia en el mundo de Asia, el mundo físico.

El énfasis en su cuidado es tan perjudicial como el abandono del mismo, por ello, la Tora nos marca los límites: observa tu alimentación observa tu salud, prepara tus fuerzas físicas para que sirvan al crecimiento de la neshama. El sistema posterior de alimentación denominado Kashrut, basa su origen en esta porción de la Tora. En algún punto del mismo, Yeshua HaMashiaj nos enseña que la neshama no se desarrolla en el extremo de la pureza física, sino en el esfuerzo de una intención pura. La pureza física conduce a muy buenos hábitos, la intención pura conduce a un korban ( acercamiento a Bore Olam a travez de un sacrificar nuestro ego en pos de la justicia).

Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino