Ki Tavo – 5780

Tora: Debarim (deuteronómio) 26:1-29:8
Haftará (profetas): Ieshahiahu 60:1-22
Meshijei Ketuvim (Escritos Mesiánicos): Efesios 1:3-6

Bnei Israel, los hijos de Israel, están próximos a entrar a la Tierra Prometida, en ella serán benditos de todas  las formas posibles, y correrán el riesgo de olvidarse de su origen, de porque fue formado ese pueblo y para que fue formado. Por ello, Bore Olam, el Cread-r, hace escribir la Tora sobre piedras blancas, y son dichas bendiciones y maldiciones, por vivirla o no vivirla.

Cómo puede ser que siendo benditos podamos olvidar al Cread-r? Confundimos libertad con libertinaje, sabiduría con egoísmo, bendición con felicidad efímera y egoísta. Al confundir los principios cambiamos las leyes básicas con las cuales fuimos creados, y olvidamos la esencia más básica de nuestra alma: dar amor al Cread-r y solo esperamos recibir de El , y recibir para el goce personal.

Por eso, Bore Olam nos advierte, cuando ingreses al reposo de la neshama, alma espiritual, ten cuidado no olvidarte de donde vienes, vienes de Mitzraim , Egipto, la angustia y la esclavitud del ietzer hara, impulso del mal. Ten presente que todo lo dispone tu Cread-r para que seas un ser inmensamente gozoso en la Creaci-n, y que para ser un pueblo peculiar, am segula, debes mantener el principio de darle temer a tu Señ-r… y entonces serás protegido en este mundo  y en el  mundo por venir.

Igualmente, son mas las advertencias de dolor que de las de felicidad, ya que, cuanto mas profunda es la angustia, mas elevado será el esfuerzo por la Luz Divina, en un espiral de desarrollo y crecimiento en la Tierra Prometida… hasta que la neshama brilla por darse a su Cread-r, Bore Olam, y este la recibe y la colma con un goce y un amor eterno, indescriptible, único en la unidad.

El Mesías , Yeshua, es el Maestro que te abre las puertas internas, que guía el  conocimiento del alma, que te acompaña en cada paso, si estas bajo su autoridad, no hace las cosas por ti, te muestra el camino para unirte a Bore Olam.

Con inmenso amor
Iosef Shemi
Rabino